Todo inicio implica un cambio significativo para las personas, con ellos se cierran inevitablemente algunos ciclos y se suma la necesidad de adoptar nuevos patrones de conducta. En un adulto esto es difícil y no se garantizan resultados positivos, por ello es que cuando se trata de los niños el cuidado debe ser aún más exhaustivo.
Entre los cambios más importantes para los pequeños figuran el primer día de clases, y es que la angustia que les despierta el ya no tener la cotidianidad de su hogar, los juegos, levantarse tarde y compartir todo el tiempo con su familia, puede ser traumático si no se enfrenta de la manera correcta.
La cuestión del apego con sus padres figura entre los temas más delicados a tratar. Muchas veces ellos por evitar lidiar con el temor de sus hijos y los cuestionamientos de ¿por qué debe ir a la escuela o al jardín? o ¿por qué no te quedas conmigo?, tienden a decir mentiras que a la larga pasan la cuenta y, lejos de ayudar en el proceso, lo que hacen es generar más angustia en los menores.
Preparación previa
Algo muy importante que debe considerar es que el colegio no es algo que empiece el día antes de ingresar a clases. Para el niño es necesario familiarizarse con bastante anticipación y esto lo puede hacer realizando sencillas actividades con él.
Una buena idea es comprar sus útiles y juguetes especiales para llevar al jardín, hacerlo parte de este proceso le ayudará a estar más preparado y hacerse a la idea de que la escuela ya es parte de su realidad.
Además, en los días previos a su ingreso a clases hay que cambiar algunos hábitos tales como la hora de dormir. También es bueno familiarizar al menor con el lugar lo más que pueda antes de que llegue ese primer día.
Para esto se pueden realizar paseos por la zona en que está el establecimiento y, de ser posible, llevarlo a conocer las instalaciones para que reconozca los espacios y no se sienta tan abrumado en ese primer día. En este reconocimiento también se puede tratar de relacionarlo con sus educadoras.
Hora de la despedida
Llegada la hora de dejar al menor en su jardín o escuela, la actitud de los padres es fundamental y determinante en la de su hijo o hija.
Una buena recomendación es hacer de ese momento algo natural, sin muchos consejos ni despedidas largas. Sólo si el niño empieza a cuestionar, o se pone en una actitud reticente, hay que explicarle cómo será su jornada.
Algo que deben descartar los padres es mentirle a los niños, esas mentiras “piadosas” como “vengo a buscarte en un ratito más” o “yo estaré afuera todo el tiempo”, lejos de ayudar lo que hacen es generar inseguridad en los pequeños, lo mejor es hablarles con la verdad y decirle a qué hora pasará realmente por él.
Seguir estos sencillos consejos puede marcar la diferencia entre aceptar rápidamente la nueva rutina o vivir todo un espectáculo cada mañana, por algunas semanas.
