Un regalo de Navidad
Utilice cuentos alusivos a la Navidad para trabajar objetivos propios del subsector de Lenguaje, abordándolos de una manera más entretenida y motivante para los alumnos, quienes tienen una sensibilidad especial hacia esta celebración.
Este artículo está dirigido a quienes trabajan con niños de 8 -9 años en el área de Lenguaje.
El tiempo de Navidad es una buena instancia para ejercitar o reforzar con los niños habilidades y contenidos trabajados a lo largo del año, esta vez en un contexto más relajado, atractivo y diferente del habitual. El sólo hecho de incorporar temas o elementos navideños en la clase predispondrá positivamente a sus alumnos y alumnas hacia las actividades propuestas, ya sean de expresión escrita, corporal u oral, de comprensión lectora o de lectura expresiva.
A continuación, se propone un cuento de Navidad y algunas sugerencias de actividades para realizar con los niños.
Actividades
– Pida a los niños que se pongan cómodos y ponga alguna música de fondo, instrumental e, idealmente, navideña. Ya preparado este ambiente, léales el cuento “Un regalo de Navidad” en forma pausada, dramatizando con la voz los diálogos de los personajes. (Ver más abajo el cuento)
– Una vez terminada la narración, deténgase un momento en silencio. Luego dígales que piensen cómo podría terminar la historia. Sentados en círculo, pídales que cuenten el final que inventaron. Si los niños ya saben escribir pídales que lo escriban y luego lean. Se sugiere editarlos y reescribirlos para exponer los escritos en papeles de colores recortados con diferentes formas de árboles.
– Dígale a los niños que se imaginen que ellos son un personaje del cuento que va a comprar un árbol para participar del concurso. Mediante preguntas, ayúdelos a pensar qué árbol comprarían, ¿de qué tamaño sería?, ¿de qué color y forma?, ¿cómo lo decorarían?, ¿le pondrían luces, guirnaldas, adornos…? etc. Luego de la imaginería, pídales que describan por escrito su arbolito decorado (con palabras u oraciones, según el dominio de la escritura) y que luego lo dibujen y pinten considerando el máximo de detalles posibles. Recuérdeles cómo hacer una descripción y qué tipo de palabras utilizar; para esto, puede hacer una lluvia de ideas como actividad previa a la expresión escrita y dejar escritas las palabras en la pizarra.
Un regalo de Navidad
Amarilis Irigoyen
Tomado de www.guiainfantil.com
En una pequeña ciudad, había una sola tienda que vendía árboles de Navidad. Allí se podían encontrar árboles de todos los tamaños, formas y colores.
El dueño de la tienda había organizado un concurso para premiar al arbolito más bonito y mejor decorado del año; y lo mejor de todo, es que sería el mismo San Nicolás quien iba a entregar el premio, el día de Navidad.
Todos los niños de la ciudad querían ser premiados por Santa y acudieron a la tienda a comprar su arbolito para decorarlo y poder concursar.
Los arbolitos se emocionaban mucho al ver a los niños y decididos a ser elegidos, les gritaban: ¡A mí… a mí…, mírame a mí!
Cada vez que entraba un niño a la tienda era igual, los arbolitos comenzaban a esforzarse por llamar su atención y lograr ser escogidos.
¡A mí que soy grande!… ¡no, no, a mí que soy gordito!… o ¡a mí que soy de chocolate!… o ¡a mí que puedo hablar! Se oía en toda la tienda.
Pasando los días, la tienda se fue quedando sin arbolitos y sólo se escuchaba la voz de un arbolito que decía: ¡A mí, a mí… que soy el más chiquito!
A la tienda llegó, casi en vísperas de Navidad, una pareja muy elegante que quería comprar un arbolito. El dueño de la tienda les informó que el único árbol que le quedaba era uno muy pequeñito. Sin importarles el tamaño, la pareja decidió llevárselo.
El arbolito pequeño se alegró mucho, pues al fin, alguien lo iba a poder decorar para Navidad y podría participar en el concurso.
Al llegar a la casa grande, donde vivía la pareja, el arbolito se sorprendió: ¿Cómo siendo tan pequeño, podré lucir ante tanta belleza y majestuosidad?
Una vez que la pareja entró a la casa, comenzaron a llamar a la hija: ¡Regina!… ven… ¡hija!… te tenemos una sorpresa.
El arbolito escuchó unas rápidas pisadas provenientes del piso de arriba. Su corazoncito empezó a latir con fuerza. Estaba dichoso de poder hacer feliz a una linda niñita.
Al bajar la niña, el pequeño arbolito, se impresionó de la reacción de esta. ¡Esto es mi arbolito!… Yo quería un árbol grande, frondoso, enorme hasta el cielo para decorarlo con miles de luces y esferas. ¿Cómo voy a ganar el concurso con este arbolito enano? Dijo la niña rompiendo en llanto.
Regina, era el único arbolito que quedaba en la tienda. Explicó su padre. ¡No lo quiero!…es horrendo… ¡no lo quiero! Gritaba furiosa la niña. Los padres, desilusionados, tomaron al pequeño arbolito y lo llevaron de regreso a la tienda.
El arbolito estaba triste porque la niña no lo había querido pero tenía la esperanza de que alguien viniera por él y podrían decorarlo a tiempo para la Navidad. Unas horas más tarde, se escuchó que abrían la puerta de la tienda. ¡A mí… a mí… que soy el más chiquito! Gritaba el arbolito lleno de felicidad.
Era una pareja robusta, de grandes cachetes colorados y manos enormes. El señor de la tienda les informó que el único árbol que le quedaba era aquel pequeñito de la ventana. La pareja tomó al arbolito y sin darle importancia a lo del tamaño, se marchó con éste.
Llegando a la casa, el arbolito vio como salían a su encuentro dos niños gordos que gritaban: ¿Lo encontraste, papi?… ¿Es cómo te lo pedimos, mami? Al bajar los padres del coche, los niños se le fueron encima al pequeño arbolito.
¿Y que pasó después? Acaben la historia. Consulten a la familia…
Un aporte de www.tiendita.cl